Agradecida la Selección Femenina del 98′
La primera Selección Nacional Femenina de Puerto Rico escribió una carta de agradecimiento a la Federación Puertorriqueña de Fútbol (FPF) por la labor realizada durante el 2018 para organizar el reconocimiento del vigésimo aniversario al grupo de mujeres que por primera vez representó el fútbol puertorriqueño en una competencia internacional.
El grupo de futbolistas participó entre el 28 de agosto y el 6 de septiembre de 1998 en el Premundial celebrado en Etobicoke, Ontario, Canadá, el cual clasificaba a los equipos de la Concacaf a la Copa Mundial FIFA Femenina de Estados Unidos 1999.
Entre los reconocimientos realizados al histórico onceno se encontró la Exaltación al Pabellón del Fútbol Femenino en el Museo de la Historia del Fútbol de Puerto Rico en San Lorenzo, y la galería de fútbol femenino que fue creada en honor al equipo.
Les compartimos la carta enviada por el la ya reconocida como “La Sele del 98”:
Estimados señoras y señores de la FPF
Cuando en 1998 nuestro grupo de jugadores decidió cambiar el futuro del fútbol femenino en Puerto Rico y formar un equipo nacional para participar en las clasificatorias del Mundial Femenino FIFA de ese mismo año, encontramos un camino cuesta arriba.
El fútbol femenino para ese entonces apenas existía en la isla. Éramos unos equipitos dispersados por aquí y por allá, buscando unos a los otros para quizás organizar un partido, y – más tarde – unos torneos. Los equipos masculinos, que para ser honestos tampoco eran tantos para esa época, no nos tomaban muy en serio, aunque permitieron a una que otra fémina jugar con ellos cuando se quedaban cortos de personal.
La entonces federación, sí nos dió permiso para seguir, aunque con reticencias. La FIFA prometía suplir fondos a federaciones quienes tenían programas femeninos, pero en ese momento la federación no estaba dispuesta a hacer una inversión y aunque nos dieron luz verde, teníamos que conseguir los fondos por nuestra cuenta. Nos proveyó nuestro querido y apreciado equipo de entrenadores, José Luis “El Majo” López, Miguel Furtado, Alberto Farmer y el Dr. Leonardo Collazo. Tuvimos local donde practicar. Pero los gastos del viaje, estadía y comidas nos tocó a nosotras resolver.
Y resolvímos.
Buscamos patrocinios, descuentos y levantamos fondos, mientras continuamos entrenando, trabajando, criando familias y siguiendo nuestros estudios. Para parafrasear al escritor Eduardo Galeano, éramos mendigas del buen fútbol. Cada una aportó a la causa. Nos movimos como unas obsesionadas, buscando la manera de llevar a todas.
Llegamos a Canadá para el torneo clasificatorio de la CONCACAF, un logro que hasta la fecha es lo más alto donde haya llegado una selección puertorriqueña. Llevamos unos uniformes antiguos de la selección masculina – manchados, apestosos, descosidos y bastante feos. No había uniformes para las porteras.
En los tres partidos que jugamos no nos fue nada de bien y, de hecho, los datos más notables siguen formando parte de la historia del fútbol mundial — la debutante de mayor edad en una clasificatoria, la derrota más grande en la historia de clasificatorias hasta ese momento, la jugadora con más goles en una sola mitad (quien lamentablemente no fue una de las nuestras, sino de la oposición).
Cuando regresamos a la Isla, había muchos que se burlaban de nosotras. Decían que nos habían humillado, que fue una desgracia, que bajó la reputación de la Isla.
Pero nosotras sabíamos que habíamos logrado algo muy, pero muy especial.
Aparte del hecho que “lo bailado no te lo quita nadie”, y que nuestra participación en tres partidos internacionales representando a nuestra isla querida, a nuestra patria, a Borinquen, sigue siendo, para todas nosotras unos de los logros de mayor importancia de nuestras vidas, logramos nuestra meta primordial: abrir brechas para las mujeres boricuas que venían.
Hoy, gracias a nuestro esfuerzo, y, que conste, al seguimiento constante, consistente y continuo de algunas integrantes de esa primera selección: Anita Rabell, Marilys Acosta, Tere Durán y Pili Marichal, hay decenas de equipos femeninos y miles de jugadoras actualmente participando en clubes federados. Chicas que no hubieran tenido los medios para asistir a las universidades, ahora consiguen becas para estudiar en las escuelas más prestigiosas de los Estados Unidos. Hay selecciones U-15, U-17, y U-20 además de la Mayor, y niñas que sueñan con formar parte de esos equipos. Gracias en particular a los trabajos y visión de Anita como gestora y Marilys como entrenadora, nuestras selecciones están llegando a clasificatorias y niveles jamás imaginados. La selección femenina alcanzó el lugar 91 en el mundo, cuando hace solo 6 años estaba en 135 y hace 20 años ni aparecemos en la lista.
Es entonces con profundo agradecimiento que dirigimos esta carta a la Federación Puertorriqueña de Fútbol por habernos convocado a la magna conmemoración del vigésimo aniversario de esa primera selección.
No esperábamos ser reconocidas por nuestra labor después de tantos años. El mero hecho que nos convocaran fue una grata sorpresa. Cuando entonces empezó el diluvio de actividades, cenas, galardones – Gala en el Comité Olímpico, reconocimiento de la Cámara de Representantes, la inauguración del Pabellón del Fútbol Femenino en el Museo de la Historia del Fútbol de Puerto Rico en San Lorenzo, ¡hasta un partidito! — nos quedamos atónitas. Y cuando se nos presentaron los uniformes que hacían tanta falta hace 20 años con todo y nombres, medias, botas y canilleras, pues, lloramos de la emoción. No saben lo significativo que fue para nosotras el detalle de los uniformes, pues hasta ese momento no nos habíamos percatado de cuán profundo nos había calado esa injusticia que guardamos sin saberlo muy dentro de nuestros corazones a través de los años.
Además para nosotras fue un enorme placer poder ver con nuestros propios ojos y con mucho orgullo los pasos enormes que ha dado el fútbol femenino desde esos comienzos en Canadá. Fue un sueño cumplido.
Pero las celebraciones también nos hicieron ver otras cosas.
Una fue cuan profunda fue la huella de esa experiencia. Al reunirnos, nos dimos cuenta del poder que puede tener un grupo de mujeres que nunca se dan por vencidas. Al reconectarnos, sentimos la profunda importancia que el deporte puede tener en la vida de una niña, una joven, una mujer. Cada una de nosotros salimos de este evento cambiada, capacitada, más fuerte.
Y felizmente, pudimos compartir esos sentimientos a las jóvenes deportistas que vinieron a compartir con nosotras ese fin de semana.
Nos conmovió el hambre que tienen las jugadoras de hoy de conocer su propia historia, de ver y tocar y conversar con las pioneras que les abrieron camino. Vimos la importancia de ponerle cara a esos fantasmas del pasado quienes empezaron la campaña internacional. Las jóvenes querían entender cómo fue que llegamos a una clasificatoria, conocer los detalles del recorrido. Tuvimos la oportunidad de comunicarles los sacrificios que hicimos para llegar, que uno tiene que ser lanzada y buscar el camino, no importa las críticas y los no creyentes. Compartimos con ellas la importancia de la unidad del conjunto. Solas no hubiéramos llegado a ningún lado. Juntas llegamos más lejos de lo que podríamos imaginar.
Y ahora que nos hicieron tanto honor y homenaje, lo tomamos como una invitación a una participación más activa. Estamos increíblemente orgullosas de nuestras compañeras Anita Rabell y Marilys Acosta, quienes han llegado a lugares tan altos e importantes dentro de la federación, la Concacaf y la FIFA, y quienes siguen llevando las mujeres del fútbol puertorriqueño a niveles de éxito. Queremos reconocer públicamente y por este medio el sacrificio y labor que han seguido dando en un mundo deportivo dominado por hombres. Esperamos ver que le den su merecido reconocimiento. Como integrantes de la primera selección femenina, le damos a ellas nuestro apoyo incondicional y esperamos el día que veamos que Marilys Acosta, con no tan solo su experiencia internacional como jugadora, sino también sus múltiples certificaciones, su extensa experiencia y su gran desempeño con selecciones menores, tome las riendas de la Selección Femenina.
Otra vez, queremos darle las gracias a la FPF por habernos extendido la invitación, y por celebrar de tan gran manera los logros de este conjunto de mujeres de hace 20 años atrás. Fue un verdadero honor y nos hemos quedados profundamente conmovidas y agradecidas.
El fútbol nos ayudó a realizar nuestros sueños y nos ayudó crecer, no solo como deportistas, sino también como seres humanos. Queremos brindar esas oportunidades a futuras generaciones de mujeres puertorriqueñas. Cuenten con nosotras para seguir promoviendo el fútbol femenino de Puerto Rico. Estamos a su disposición.
Un cálido saludo de la Selección Femenina ‘98
Julie Ann Baraldi #17 Defensa
Natalia de Cuba #7 Mediocampo (capitana)
Marita del Toro #4 Defensa
María Teresa Durán #15 Mediocampo/Defensa
Alyssa Johnson #13 Defensa
Kendra Loomis #14 Defensa
Pilar Marichal #8 Mediocampo
Kristen Patnode #2 Delantera
Sylvette Reynoso #9 Defensa
María Rivera LaBorde #20 Defensa
C.D. Smallwood #22 Portería
Molly Smith #16 Defensa
Nancy Williams #18 Delantera